Tras la guerra de Independencia de inicios del S XIX, la ciudad resurge rápidamente gracias a la vitalidad de su puerto y al comercio de exportación pasero, dirigido fundamentalmente hacia Gran Bretaña. Pronto alcanza los 3000 habitantes, de los que menos de un tercio viven fuera de sus muros, en el arrabal del mar, volcados casi exclusivamente en las actividades pesqueras y comerciales. La mayoría de los oficios allí censados se relacionan directamente con el mar: capitán de puerto, piloto, patronos, marineros, carpinteros de ribera o calafates…

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Vista de Dénia que aparece en la obra de Chabás “Historia de la ciudad de Denia”, en la década de 1870. A su lado, detalle de Les Drassanes, en cuyas proximidades se encuentran la calle Puente y Els Magazinos. Fuente: obra citada.

La actividad comercial a gran escala es importante en esta parte de la ciudad, en ella se encuentran los almacenes (8 en 1818) “para custodiar lo que se embarca y desembarca”; destacan por el valor de los capitales Juan Morand y Cía., Domingo Llorens y Llido, Martín Cardona y Pedro Viñau y Cía.

Els Magazinos se situaba entre la calle más importante, la del Puente, con notable presencia de comerciantes entre sus vecinos (favorecida por la presencia del embarcadero), y la calle más denostada: la de Senieta. En ésta última reinaba la pobreza, puesto que su proximidad a las insalubres marjales y zonas bajas, aumentaban la mortalidad (por ello era la calle con mayor proporción de viudas de toda la ciudad). Era tal el estado de abatimiento de la calle Senieta, que se registraba como cabeza de familia a niños de 13 años, señal de que el cabeza de familia adulto se encontraba trabajando como marinero o había fallecido.

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Dos apuntes del barrio de Baix la Mar del valenciano Rafael Monleón hacia 1870. Obsérvese lo próximo del mar a las casas, que debían recurrir a matamares para mitigar los embates de las olas. Fuente: Biblioteca Nacional de España.

Un hecho fundamental de esta primera mitad del S. XIX será la división de la ciudad en dos entidades locales independientes: Dénia y el Lugar de Diana.
En 5 de febrero de 1837, 40 vecinos de Baix La Mar del gremio de navegantes (mareantes, en lenguaje de la época) solicitan a la Diputación Provincial de Alicante convertirse en un nuevo municipio: Diana.

¿Por qué desean esta segregación? Los motivos eran varios. Los de Diana se sentían desdeñados por la corporación municipal: poseían un solo maestro de primeras letras, carecían de médico (el único que residía en el Mar muere en 1823 tan pobre que ha de ser enterrado de caridad…), existía incluso una separación física del resto de la ciudad sólo unidas por la calle la Mar (que no estará empedrada hasta 1835). Añádase el contexto de la Primera Guerra Carlista, la desamortización del convento de franciscanos con la exclaustración de sus religiosos. Resumiendo, Dénia con dos mil habitantes contaba con todos los servicios, mientras que Diana, con poco más de la mitad carecía de ellos. Los de Diana vivían exclusivamente del mar, tanto por la pesca como por el comercio de su puerto, y poseía los almacenes comerciales de los que se beneficiaban los de Dénia.

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Diferentes planos que muestran la evolución de Els Magazinos a lo largo del S. XIX. Fuente: Elaboración propia a partir de las fuentes citadas.

La Diputación Provincial de Alicante acuerda el 7 de agosto de 1837 la erección del arrabal en pueblo, con el nombre de Diana. Dénia se opone a esta separación: su arma será el muy dianense “m’en fot”, es decir ignorar las órdenes de la Diputación y las misivas del arrabal, no cooperar y continuar exigiendo a las instituciones políticas la reunificación del término.

El pueblo de Diana muestra inmediatamente sus limitaciones; carece de medios para atajar la epidemia de tercianas de agosto de 1837 que afectaba a la barriada de Senieta; tampoco posee parroquia propia; no logra que la capitanía del puerto y su matrícula se denominasen de Diana; ¡hasta la Junta Local de Sanidad pertenecía a Dénia (donde vive todo el personal médico y administrativo)! Para colmo de males, sin un acuerdo con los de Dénia, no pueden establecer los límites de su propio término municipal, ni imponer tributos para pagar los servicios que necesitan sus vecinos. Ante la pasividad de los de Dénia, la Diputación Provincial toma cartas en el asunto y exige en 7/II/1838 que los ayuntamientos de Dénia, Diana, “y los de los pueblos limítrofes nombren cada uno de por sí un comisionado, y que reunidos todos en esa ciudad (Diana) bajo la presidencia del más anciano confeccionen amistosamente área del término que convenga señalarse a ese nuevo pueblo”. Dénia logró que esa reunión jamás se llegase a celebrar y se comprometió a que cuando llegase la reunificación con Diana, ésta mantendría su propia personalidad gracias a la institución de un alcalde pedáneo dependiente de Dénia (que llegado el momento tampoco se nombró).

Finalmente, tras un informe del Gobernador Militar de Dénia al Secretario de Estado y Despacho de la Gobernación de la Península, se dispone en una Real Orden de 2/V/1839 la reincorporación del pueblo de Diana a la ciudad de Dénia. No habían pasado dos años de la creación del lugar de Diana y éste volvía a ser el barrio del Mar de Dénia.
El prócer y general colombiano Tomás Joaquín Acosta y Pérez de Guzmán (1800-1852), de familia dianense describe los alrededores de Els Magazinos en 1845: “Bajé después a las orillas del mar a visitar los almacenes de exportación y la manera de encajonar las pasas, de lo cual viven aqui carpinteros, herreros, labradores, etc. Vi muchos centenares de mujeres ocupadas en esta faena, con lo cual ganan un real diario y arreglan quince cajas de una a dos arrobas por día. La exportación de este puerto no más es de ciento cincuenta mil quintales por año, uno con otro, con lo cual proveen de plum puddings al pueblo inglés. Pero no sólo aquí se hace este comercio, sino que en toda la Costa del Mediterráneo y en la de Málaga la población casi entera de los trabajadores se ocupa en proporcionarle al mundo civilizado estas golosinas de sobremesa. Mas es preciso confesar que la operación no se hace con mucho aseo. En el puerto había doce goletas y balandras cargando aquella dulce mercancía.”

Embarcando pasa HMA-a
Comercios Calle Puente-a

Embarque de cajas para la exportación de pasa y vista de la calle Puente en las proximidades de Els Magazinos; publicidad de algunos de sus establecimientos en el periodo finisecular, Fuentes: Emilio Oliver Sanz de Bremond “Denia 1881-1980” y el autor.

La pujante economía de exportación pasera a través del puerto de Dénia permitió un crecimiento tanto económico como de servicios variados en la zona de Baix la Mar y Els Magazinos. A su alrededor, especialmente a lo largo de la fachada marítima hasta la gola del Saladar, las calles Fontanella y Sandunga vieron aparecer enormes almacenes destinados a la selección y distribución de pasa (así como de otros productos agrícolas); paulatinamente se añadieron almacenes en la calle la Mar y proximidades del ferrocarril.
La llegada de numerosos trabajadores estacionales y el continuo trasiego de carros en la temporada pasera por la calle la Mar hasta los almacenes de Fontanella y Sandunga primero y luego hacia la del Puente para su embarque, provocaban efectos no siempre positivos. El rotativo local El Dianense, 5 /VIII/1888 lo denuncia: “El barrio del Raset, Calle de la Sandunga, Fontanella y las lindantes con la playa, (…) no son más que pantanos cenagosos, depósito de limo corrupto, germen de toda clase de malignos infusorios, y laboratorio permanente de mefíticos gases que atentan constantemente contra la salubridad pública. El piso de dichas calles lo constituye un cieno negruzco y putrefacto, del que emanan nauseabundos olores”. Añade otro problema: la ausencia de alcantarillado en el barrio: “el carecer las casas de letrinas, teniendo sus habitantes que guardar todo el día en las habitaciones, los recipientes llenos de inmundicias para verterlos por la noche por las calles, como se hacía en la Edad Media. (…) Por eso a todas horas el transeúnte se ve obligado a desviar su senda para no tropezar con algo y aún algos de Sancho Panza, que encerrado en vidriados vasos llevados en académica postura, en continuo desfile, depositan los que se aprecian de aseados a la orilla del mar”. Por esta causa, al barrio de Baix la Mar se le conocía como el “del poalet”.

Las actividades comerciales destacaban en la calle Puente, pues allí se encontraban los despachos de los principales comerciantes. Ya hemos citado que la exportación pasera al extranjero atrajo al barrio consulados, comisionistas, agentes de aduanas, estibadores, aseguradoras marítimas, tabernas… un aumento de la riqueza y diversidad de actividades. Pero Baix la Mar mantiene señas de identidad propias, especialmente el predominio de las profesiones marineras. Dentro de su singularidad posee fiestas propias, con fervores específicamente marineros a la Virgen de los Desamparados o a San Pedro (festividad en la que se celebran toros junto al mar, embrión de los futuros “bous a la mar”), así como numerosos plafones devocionales en las pequeñas plazas del barrio.

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Algunos de los numerosos plafones devocionales que jalonan las plazas y calles del barrio marinero y fotografía de un acto durante las fiestas dedicadas a San Pedro, patrón de los pescadores. Fuentes: el autor y Biblioteca Valenciana Digital.

El crecimiento del comercio exigía la creación de un puerto de obra, puesto que el existente en la calle Puente resultaba insuficiente. El embarque de pasajeros se realizaba mediante embarcaciones auxiliares, así como el de las mercancías. La última década del S. XIX ve el inicio las obras del mismo, que acaban prácticamente un siglo después y es que, como ocurrió con Diana, en Dénia se toman algunas cosas con mucha calma.

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Superposición de dos fotografias de la Biblioteca Valenciana Digital que nos permiten formar una panorámica de Baix la Mar a principios del S XX. Nótese la barca en construcción en las proximidades de Les Drassanes, edificio que siglos antes sirvió para la construcción de naves: atarazanas, y que era empleado como almacén, construyéndose los barcos en la ahora explanada de Cervantes. Fuente: elaboración propia a partir de BVD.

Artículo escrito por: Javier Calvo Puig

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